Por Lía Méndez

I SIMPOSIO INTERNACIONAL DEL CENTRO MUNDIAL DE ESTUDIOS HUMANISTAS “LA ETICA EN EL CONOCIMIENTO”

Ponencia: ETICA Y POLITICA, UNA PROPUESTA DE REFLEXION SOBRE LA PROPIA EXPERIENCIA.

La política es una actividad humana con sentido social que constituye una extraordinaria herramienta de cambio y transformación de las condiciones de vida del ser humano.

La ética es una virtud que se expresa en la conducta humana, dándole dirección a las acciones en un sentido humanizador. Así, la acción política y social que se deriva de la ética tiene como centro al ser humano y como base la coherencia.

Ética y coherencia son dos rasgos de la conducta que dan sentido trascendente a la acción política.

El mundo está hoy al borde de una catástrofe sin precedentes, con un acelerado crecimiento de la violencia en todos los campos: político, social, económico, cultural, ambiental, psicológico, a consecuencia de políticas destructivas implementadas a escala mundial.

Dónde y cómo se produce esa distorsión que termina instalando en el poder a quienes, a mucha distancia de aquella virtud suprema, ponen por sobre el interés humano, otros valores generando con ello dolor y sufrimiento, vaciando así de todo sentido a la acción política.

Resulta entonces que la ética que suele estar presente en el discurso político , no lo está en la práctica y, además, no faltan los argumentos para justificar semejante contradicción: desde las “circunstancias excepcionales ” que impiden ser coherente en política, hasta la “inevitable” corrupción qua afecta a quienes transitan el camino de acceso al poder.

Así se dice que “el poder corrompe” una creencia instalada por los mismos corruptos para desalentar la participación política de las buenas personas, de las personas con verdadera vocación.

Entonces qué papel juega la ética en un ámbito donde se justifica la incoherencia por “necesidades de coyuntura”.

Qué cosas alejan de esa virtud rectora de la conducta en el campo político: ¿el prestigio, el deseo o la búsqueda del poder para satisfacción del interés personal?

Avanzando un poco más…

Qué es la ética y dónde encuentra su fundamentación.

En su conferencia sobre “Humanismo y Nuevo Mundo” dada en Méjico el 7 de julio de 1991, Silo cita como una característica del pensamiento del Nuevo Humanismo, entre otras: “.la fundamentación de la acción y de la ética desde el ser humano y no desde otras instancias como pudiera ser la divinidad”

Así, la ética como virtud que da dirección a los actos humanos, encuentra su razón de ser en una suerte de moral interna al individuo, que le indica el sí y el no, según sus actos generen en él unidad o contradicción. Su referencia es interna, se registra en la profundidad del ser humano, y es ahí, en esa profundidad donde encuentra la esencia.

El ser humano cuando más se acerca a su esencia más se iguala con sus semejantes, ya que eso, esencial a la existencia humana, une y funde en una igualdad. Y es desde ese lugar que le permite reconocerme en el otro.

Ese reconocerme en el otro me lleva a un tipo de relación, de trato con él que se corresponde con el trato que pretendo para mí en una práctica que traduce ese principio rector de la conducta humana -que define además la más ética de las conductas- como es el “tratar a los demás del modo que pretendo ser tratado”.

Contrariamente, no hay conducta que pueda sostenerse con unidad, si está basada en una moral externa, puesta afuera del individuo en lugar de apoyarse en el registro interno de la acción.

A veces me he preguntado, y no con ingenuidad sino con esperanza, qué sucedería si los líderes políticos incorporaran este principio de acción válida a su conducta personal, el dar a otros el trato que pretenden para sí.

Si la ética fuera el signo distintivo de la práctica política, sencillamente no existiría la violenciaNi guerras, ni hambrunas, ni exclusión, ni destrucción, ni dolor ni sufrimiento…

Todos pretendemos para nosotros un trato que garantice el pleno ejercicio de nuestros derechos.

Si quien ejerce una función política se ubica en ese lugar interno, pretendiendo para otros lo mismo que para sí, reflexionando desde ahí y actuando en consecuencia, no haría más que utilizar como herramienta de su acción la coherencia, trasmitiendo un modelo de conducta ejemplar posible y aspirable.

La moral externa ha cumplido una importante función en las primeras etapas de la organización social, pero hoy resulta insuficiente cuando no inapropiada, para impulsar acciones con sentido, en una etapa en que el ser humano –que se ha ido alejando de sí mismo producto de un individualismo salvaje- comienza a recorrer ese camino que lo acerque nuevamente a su interioridad.

Y como en este campo lo único que se puede hacer no es imponer sino transitar y trasmitir la propia experiencia y la propia certeza, pensaba esta exposición con una propuesta de reflexión sobre el registro de la ética en cada uno de nosotros y el sentido de la acción política.

La conducta ética es coherencia, es solidaridad, porque siempre tiene al otro, y no a uno mismo, como destino de sus acciones

Dar a otros el trato que uno pretende para sí seguramente llevaría a trabajar por el pleno ejercicio de los derechos humanos para todos, por la plena realización del ser humano.

Y porque ese trato a otros genera en quien lo practica un registro de libertad, registro la ética como una profunda necesidad.

Entonces para resumir, considero que la política como herramienta de trasformación, necesariamente debe partir de la ética como condición.

Sus acciones deben tenerla como eje y dirección sobre la base de una escala de valores que ubique al ser humano en su punto más alto.

La más ética de las conductas es la conducta coherente, entendiendo por coherencia la unidad de pensamiento sentimiento y acción, dando a otros el trato que se pretende recibir.

La ética, entonces, implica coherencia con la propia esencia que es la libertad humana.

Cuando hay conducta ética se experimenta acuerdo con uno mismo, por eso la ética en la acción política le imprime a ésta un carácter de certeza libre de cálculo y especulación.

Vemos que la práctica política, con mayor frecuencia de la deseada, se aparta de su virtud esencial dando lugar a acciones que representan la negación de lo humano del otro.

Pero como este déficit no se resuelve con teorías, que aunque muy valiosas seguirían siendo externas, aprovechando este ámbito que se ha conformado, bien podríamos plantearnos, como proponía antes, una reflexión personal sobre la ética de las propias acciones y el registro interno que ella produce.

Finalmente, considero que destacar y fortalecer los modelos de ética política y humana que existen hoy y que expresan la grandeza de los pueblos que representan – ejemplo de ello el que encarna el presidente de Bolivia Evo Morales- es una tarea ineludible de quienes aspiramos a avanzar en la construcción de una nación Humana Universal.

Lía Méndez

Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 13 de noviembre de 2008