En el marco de las actividades realizadas durante este año de Pandemia que acaba de concluir, desde las áreas de Educación y Derechos Humanos, y como última actividad pública del año, el Instituto de Políticas públicas Humanizar desarrolló, vía la plataforma Zoom, un encuentro que tituló: “Educación en Derechos Humanos, una asignatura pendiente”.
Estuvo a cargo de Lía Méndez, exdiputada de la Ciudad de Buenos Aires, Sandra Martínez Filomeno, Educadora y Daniela Vespe, Licenciada en gestión educativa en la UNLa
Lía Méndez inició las disertaciones haciendo un encuadre de la historia de los DDHH que definió como “una conquista cultural reciente” además de reseñar que “después del desastre de la segunda guerra en que hay una toma de conciencia frente al horror de las atrocidades y crímenes cometidos contra las poblaciones y la necesidad de establecer reglas universales para evitar su repetición, comienza así a expandirse la cultura de los derechos humanos”. “Luego de la creación de la ONU en 1945 se da comienzo entonces a la elaboración de instrumentos que reconocen derechos universales, y son suscriptos por la mayoría de los países del mundo”.
En cuanto a nuestro país indicó que “Argentina en la reforma de 1994 incorporó a la Constitución Nacional, con rango constitucional el conjunto de Tratados y Pactos Internacionales sobre derechos humanos. (en el art. 75 inciso 22).” Y que: “reconoce la competencia de la Comisión interamericana de DDHH y de la Corte Internacional de DDHH.”
También aclaró que: “a la historia de cómo se fueron construyendo los sucesivos documentos internacionales hay que sumarle la otra historia, la de las luchas sociales que fueron convirtiendo las libertades en derechos hasta lograr su reconocimiento en instrumentos legales, para poder así demandar su efectivización, creando el sistema de garantías para su cumplimento”.
A su vez resaltó que: “En Argentina la defensa de los derechos humanos, con especial énfasis en el derecho a la vida y a la integridad, fue la bandera que levantaron víctimas y familiares del terrorismo de Estado que se instaló a partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, cuya metodología de acción consistió en la violación sistemática de los derechos humanos, en particular el derecho a la vida y la integridad, los derechos civiles y políticos.”
Continuó su presentación refiriéndose al informe Mundial de enero de 2020 de las Naciones Unidas del que surge que “la desigualdad ha alcanzado máximos históricos y el crecimiento significativo de la desigualdad se verifica en países que representan, en total, más de dos tercios de la población mundial. Crece la desigualdad, crece la brecha entre ricos y pobres, crece de manera exponencial la concentración de la riqueza…”
Cerró su presentación destacando que fue a partir de formularse interrogantes tales como: cuánta conciencia social hay, cuánto conocimiento de los derechos, cuánta práctica y sobre todo, qué y cuánto registro humano de ser sujetos de derecho, que desde el Instituto decidieron abordar una investigación en el campo educativo, entendiendo que de allí podrían salir las primeras respuestas.
Por su parte Sandra Martínez Filomeno se refirió al concepto de Derechos Humanos en los documentos curriculares, a partir de un relevamiento realizado desde el Instituto. Comentó que esa investigación surgió a partir de la inquietud y el deseo de saber qué presencia se le adjudica al concepto de Derechos Humanos en los documentos curriculares. Por un lado, en los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP), y en los Diseños Curriculares (DC) que son confeccionados por cada una de las jurisdicciones tomando como base los NAP.
Planteó que si le hubieran preguntado antes de hacer este rastreo, qué lugar ocupaba el término derechos humanos en los documentos curriculares, hubiera contestado que se encontraban muy presentes. Y reflexionó: “Hay momentos que ante el estado de situación en que nos encontramos, es preciso, poner a prueba las ideas que damos por sentadas, esto no es sencillo. Sin embargo, tenemos que saber que hacerlo o no, siempre tiene impacto en nuestras acciones”.
Informó que la muestra seleccionada para llevar a cabo la indagación fueron los NAP y los DC de todos los niveles de las jurisdicciones de CABA y Provincia de Buenos Aires, e invitó a quienes consideren de interés llevar a cabo la experiencia en otras jurisdicciones, a sumarse a este espacio que habilita el encuentro y la conversación tan necesaria en ámbito educativo.
Daniela Vespe, por su parte, abordó la temática desde el recorrido en el territorio, pasando de la macropolítica educativa a lo territorial. Comentó acerca de la herramienta utilizada, una encuesta administrada a docentes que ilustró el modo de implementación de la perspectiva de Derechos Humanos en las escuelas. La encuesta fue administrada a docentes de todos los niveles educativos y de distintos ciclos. La interacción con los docentes permitió también observar las creencias y los pre-supuestos que habitan esta temática.
Finalmente, como cierre del encuentro Lía Méndez abordó algunos aspectos referidos a la conceptualización de los DDHH, partiendo de la definición de ser humano según la concepción del Nuevo Humanismo, como “el ser histórico cuyo modo de acción transforma su propia naturaleza.” Consideró dos elementos constitutivos del ser humano, “la intención y la libertad, entendiendo que es justamente en esas dos capacidades que anida “lo humano” del ser humano, capacidades que posibilitan su evolución en dirección humanizadora”.
Más adelante afirmó: “El derecho como potestad humana no nace de la ley nace de la libertad, Los derechos humanos son entonces, una construcción social derivada del ejercicio de la intención y la libertad. Representan el impulso humano a su evolución y a su humanización. Humanizar en definitiva es poner como máximo valor la libertad humana y como máxima práctica social la no discriminación y la no violencia. El ser humano es portador de derechos, es sujeto de derechos.”
Luego continuó asegurando que “Los derechos humanos son una ética de la libertad y es desde esa perspectiva que resulta aspirable avanzar hacia una cultura de paz, una cultura solidaria y no violenta, una cultura Humanista en la que los derechos humanos se constituyan en el eje de la práctica política y social.”
“En este sentido el sistema de derechos humanos puede constituirse en una herramienta valiosa para impulsar un cambio cultural, una herramienta que aporte a la transformación personal y social como base de una nueva cultura” concluyó para pasar a encuadrar el tema desde la situación actual y las acciones a llevar adelante
¿DONDE ESTAMOS?
“Estamos atravesados por una crisis planetaria, una crisis civilizatoria a la que se ha sumado un fenómeno particular como es la pandemia de la COVID 19, dejando a la vista los elementos más significativos y aceleradores de una crisis que comenzó hace tiempo y hoy se muestra con la particularidad de ser una crisis global. “
“Todo el sistema ha entrado en profunda crisis mostrando su incapacidad para orientar procesos futuros de desarrollo humano.”
“Esta situación representa un momento de ruptura de creencias y valores en los que hemos sido formados, como individuos y como sociedad, un sistema de valores y creencias que dieron lugar a la consolidación de un sistema social, político y económico que terminó asfixiando a las sociedades.”
“Por un lado la velocidad del cambio en el mundo, motorizado por la revolución tecnológica, que choca con las estructuras establecidas y con hábitos de vida de las sociedades y los individuos.”
“A su vez esa aceleración tecnológica no puede ser acompañada por la adaptación social a los cambios que ella produce, generando crisis progresivas en todos los campos, que además se han ido acelerando y tienden a acelerarse aún más.”
“Todo ello trae como consecuencia acontecimientos no previsibles que impiden ver qué dirección tomarán los hechos, las personas que nos rodean y nuestra propia vida, desaparecen las referencias y las cosas que pensábamos y creíamos ya no nos sirven, pero tampoco aparecen respuestas de los sectores que están afectados por el mismo fenómeno, sea la sociedad, las instituciones o los individuos. “
“Se necesitan referencias pero las tradicionales resultan obsoletas y asfixiantes.
El mundo globalmente considerado, está marchando hacia una inestabilidad creciente.
Cuando decimos que es una crisis del sistema, no estamos hablando del sistema económico solamente, estamos hablando del sistema de creencias y valores que son el sustento de la cultura en la que estamos.”
“Al reconocimiento de los Derechos Humanos a partir de la legislación, le sigue la etapa de consolidación de esos derechos, consolidación que depende en primer lugar de políticas públicas que hagan efectivo el ejercicio de los derechos, poniendo con ello la condición para el desarrollo de conciencia social respecto de la calidad de sujetos de derechos de todas las personas.
Este camino está aún por recorrerse. Los derechos se ejercen, se defienden, y así se consolidan, en una acción permanente.
Fortalecer el sistema democrático tiene muchas aristas, tantas como obstáculos se interponen para impedir una nueva institucionalidad que reconstruya sobre la base de nuevos valores, los cimientos tan socavados por el antihumanismo.
Siempre la respuesta parece estar en los pueblos, en los grandes conjuntos humanos que con su accionar o sostienen ese sistema que los asfixia, paradójico, pero real, o reacciona, se concientiza y defiende la vigencia efectiva de todos los derechos en condiciones de igualdad para toda la sociedad.”
Esto lleva a preguntarse:
¿Qué lugar ocupan los derechos humanos en la sociedad’. ¿Qué conocimiento hay en la sociedad de los derechos humanos? ¿Qué valoración hace la sociedad, en su conjunto, de los derechos humanos? ¿Cuál es la concepción de los derechos humanos que tiene la sociedad? ¿Cómo es el ejercicio de los derechos humanos en relación a nuestros semejantes y como eje de las relaciones personales y sociales? ¿Cómo se empodera una sociedad que desconoce sus derechos? ¿Accedemos al conocimiento en el sistema educativo actual, a la teoría y la práctica de los derechos humanos? , y en su caso, qué prioridad tienen en la curricula escolar? ¿Acompaña nuestra formación como personas y como ciudadanos la incorporación del contenido, los alcances y puesta en práctica de los derechos humanos? ¿Quién y cuándo nos entrena en esa práctica? ¿Consideramos que alcanza con algunas lecturas, con memorizar el articulado de una ley o pacto internacional, o con un trabajo práctico, o es necesario el ejercicio sostenido y permanente como parte de la vida social?
“El poder se ejerce con la participación efectiva en la toma de decisiones y esto deriva en una democratización de la sociedad. Con ello profundizamos la democracia”.
Estas consideraciones, y el trabajo de investigación que comenzaron a elaborar ha impulsado al equipo de trabajo del Instituto de políticas Públicas Humanizar a proponerse trabajar para una política pública que priorice la formación teórica y práctica en DDHH en el sistema educativo, en todos los niveles de enseñanza, y simultáneamente se establezca un ámbito de formación también teórica y práctica, obligatoria, para toda persona que aspire a ocupar una función pública.
Por último invitaron a quienes compartan esta iniciativa a sumarse a trabajar juntos en este proyecto.